jueves, 26 de abril de 2012

Escocia II: Troup Head & Spey Bay

Colonia de aves marinas de Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK.
Al sur de Inverness, entre Pennan y Gardenstown, se encuentra la nutrida colonia de aves marinas y reserva de la RSPB de Troup Head. Sería una colonia más del mayor ave marina nidificante de la región, el Alcatraz Atlántico (Sula bassana), si no fuera porque se trata de la única colonia de Alcatraz de Escocia que no se encuentra en isla, como la popular y más conocida colonia de Bass Rock, por ejemplo, la que, por cierto, da nombre científico al ave. En efecto, bassana deriva de bass. Sula, sin embargo, es etimológico noruego (Jobling, A dictionary of scientific bird names, ed. Oxford). "Bass" fue usado por navegantes portugueses, que lo llamaban páxaro bobo de Bassan (Bernis, diccionario de nombres vernáculos de aves, ed. Gredos). Pero estamos en Troup Head...
Destaca el Alcatraz Atlántico (Sula bassana) en la colonia de aves marinas de Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK.
Tras un corto paseo entre prados de cereal adornados por Carderas (Vanessa cardui) y alta densidad de Alondra Común (Alauda arvensis) alcanzas el acantilado donde los más numerosos Alcatraces comparten inmueble con Arao Común (Uria aalge), Fulmar Boreal (Fulmarus glacialis), Gaviota Tridáctila (Rissa tridactyla), Gaviota Argéntea (Larus argentatus) y, en menor número, Alca Común (Alca torda) y el divertido Frailecillo Atlántico (Fratercula arctica). La razón de la escasez de este último es la falta de tierra apropiada para horadar "huras", pues de entre todos los antes ennumerados es la única especie que cria de forma exclusiva en madrigueras (el Alca también cria en huras, pero no de forma exclusiva).
Fulmar Boreal (Fulmarus glacialis). Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK. Foto: J. M. Baena.
La tupida y, en ocasiones, resbaladiza alfombra verde de cesped llega a confundir el final de la "zona segura" y, según te acercas al borde del acantilado, no sabes si estás ya sobre el aire bajo el tepe ó todavía hay roca debajo... La aproximación es libre y no existen barreras para buscar una mejor posición en las fotos de las aves nidificantes. Es un arma de doble filo, no conozco casos, pero no me extrañaría que alguien se haya dejado la vida sacando una foto...
Dicen que soy un tanto errático escribiendo, pero no puedo evitarlo... Volviendo a los nombres científicos, se nota que las que aquí crian son aves que según vamos ganando en latitud se van haciendo más comunes. Y así, de las antes enumeradas, tenemos un buen puñado de ejemplos de voces escandinavas que son usadas para componer el nombre científico. Uria y Larus vienen del griego y Fratercula, del latin medieval Fraterculus (Fray ó fraile), pero aalge, del danés que pasa al noruego antiguo como alke, Fulmarus de la voz del noruego antiguo fulmar para gaviota; Rissa lo es para el también noruego ryta ó para el islandés rita y Alca también deriva del noruego alke, siendo torda palabra sueca (tordemule). Será un homenaje a lo comunes que son estas especies allí o quizá porque Lineo era Sueco y no le pillaba tan lejos... digo yo!
Notad el delicado diseño bicolor siguiendo la linea de los dedos de este Alcatraz Atlántico (Sula bassana) y el bonito color ocre-amarillento de la cabeza y nuca, sólo presente en plumaje nupcial. Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK. Foto: J. M. Baena.
Sea como fuere, lo cierto es que esta colonia es para sentarse en sitio seguro y disfrutar durante horas las idas y venidas de las aves a sus nidos, el baile de los compactos Fulmares, que gustan de quedar sostenidos en el viento y subir a gran velocidad perpendiculares al acantilado, sorprendiéndote cuando alcanzan la "cota cero", seguir el elegante vuelo de los alcatraces y sus tremendos picados, virando el rumbo en un instante en el que, extendiendo las alas hacia atrás, adquieren forma de proyectil, proyectil con el que rompen la monotonía de la continuidad del mar, observar el rectilíneo y pesado vuelo de los alicortos, colicortos y rechonchos Alcas y algo más esbeltos pero igualmente alicortos Araos, siempre precavidos a la posible piratería de las Gaviotas, la lucha del espacio vital de cada especie en sus nidos, "hasta donde llega el pico" para los alcatraces, mínima para los álcidos. Para un amante de la naturaleza en estado puro, estos momentos son muy especiales. El bullicio es la banda sonora del acantilado, acompañada con la brisa marina de variable intensidad: Gañidos garrulos de los ruidosos Araos, reclamos guturales ásperos de los Alcatraces, cacareos lentos increscendo desde un canturreo tranquilo hasta alcanzar el estrépito en los Fulmares, el acantilado es una desordenada orquesta natural preciosa.
Alcatraz Atlántico (Sula bassana) en Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK. Foto: S. Villa.
Alcatraz Atlántico (Sula bassana) en Troup Head. Puedes haber visto una especie decenas de veces y no haber reparado detalles como el que aquí se observa: el geométrico babero negro. Aberdeenshire. Escocia. UK.
El dominio del vuelo del Alcatraz Atlántico (Sula bassana) es sobresaliente. Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK. Foto: G. Lorenzo.
Alas, Pico y Cola apuntadas para un diseño inconfundible. Alcatraz Atlántico (Sula bassana). Troup Head. Aberdeenshire. Escocia. UK.
Como contrapunto a tanta ave marina, nuestro guia nos aseguraba que las pocas Palomas Bravías (Columba livia) que crian en estos acantilados son poblaciones salvajes, no como la mayoría de cimarronas que pueblan ciudades.
Por la tarde, tras comer en el pesquero pueblo de Banff Macduff, donde observamos Bisbita Costero (Anthus petrosus) y Gavión Atlántico (Larus marinus), seguimos hasta la desembocadura del río Spey, río que da nombre a esta región, Speyside, donde se concentran más del 50% de las destilerías del famoso whiskey escocés, por cierto.
Bisbita Costero (Anthus petrosus) junto a la lonja de Banff Macduff. Escocia. UK.
La zona forma parte del amplio Fiordo conocido como Moray Firth, al que regresaríamos al día siguiente para observar Delfín Mular (Tursiops truncatus) y Foca Gris (Halichoerus grypus). Esa tarde, junto al centro de interpretación de la zona, donde se presta una atención especial al avistamiento de cetáceos, en un rato observamos tres interesantísimas especies: el elegante y de largas rectrices Charrán Ártico (Sterna paradisea), que, paralelo a la costa, portaba orgulloso su captura, las buceadoras y bimbo para mi, Serretas Grandes (Mergus merganser) ó el etimológico del Edredón (Eider down, literalmente "plumón de Eider"), el Eider común (Somateria mollissima).
Charrán Ártico (Sterna paradisea). Spey Bay. Escocia. UK. Foto: J.M. Baena.

Bando de hembras de Serreta Grande (Mergus merganser). Spey Bay. Escocia. UK. Foto: S. Villa.

jueves, 19 de abril de 2012

Escocia I: Parque Nacional Cairngorms (Highlands)

Todos los animales que viven en ambientes amables se asemejan, cada animal que vive en ambientes extremos es extremo a su modo. Los que hayan leido a Tolstói quizá reconozcan la célebre primera frase de la gran novela Ana Karenina; "Todos las familias felices se asemejan; cada familia infeliz es infeliz a su modo".
Este principio se puede extender a la comprensión de muchas más cosas de la vida además del matrimonio. Yo creo que nos gusta buscar explicaciones del éxito (en este caso de la adaptación) fáciles y de un sólo factor. Sin embargo, para el éxito se requiere realmente evitar muchas posibles causas distintas del fracaso... y si no, que se lo pregunten a tres de las especies de aves que medran por los páramos propios de la semi-tundra alpina de las características mesetas de los Cairngorms escoceses.
En estas reflexiones me andaba yo y algunos locos de los pájaros más en aquel verano de 2009, concretamente del 25 jun. al 03 jul. 2009.
Valle de origen glaciar "clásico" en forma de U. Cairngorms. Highlands. Escocia.
Efectivamente, estas montañas de nombre gaélico y difícil pronunciación constituyen una buena oportunidad para preguntarse por qué estas y no otras especies son capaces de sobrevivir ante condiciones tan extremas, sin fallar en ningún aspecto necesario para el éxito. El Lagópodo Alpino (Lagopus mutus), el Chorlito Carambolo (Charadrius morinellus) y el Escribano Nival (Plectrophenax nivalis) no parecen diferir de otras especies afines de Lagópodos, Chorlitejos y Escribanos, pero sólo ellos son capaces de sacarle partido a estos ambientes montañosos, de vegetación rala y con frecuencia bajas temperaturas e incómodo viento montano. Si se observan sobre un mapa las distribuciones en Europa de las tres especies se comprueba que se superponen, ocupando el norte de las islas británicas y continuando su distribución por la parte más exterior de escandinavia. Fuera de este rango, su distribución es más localizada y ya algo más dispar, compartiendo algo propio de aves montanas: cuando pierden gradiente latitudinal, lo van compensando con el gradiente altitudinal, pero con un factor más que acentuado.
Las Cairngorms no son montañas especialmente altas, aunque sean las más altas de las islas británicas. Ben Nevis es la mayor altitud con sus 1.344m. Parecen una sola meseta elevada y grande adornada con montañas glaciares redondeadas. Pese a esto, las temperaturas aquí pueden alcanzar cifras realmente extremas, con registros récord para el Reino Unido de -27ºC. También en una ocasión se alcanzó el viento más intenso del Reino Unido, (274 km/h) en la cumbre de Cairngorm Summit, donde las velocidades del viento por encima de los 160 kilómetros por hora son frecuentes.
Macho en plumaje de verano de Lagópodo Alpino (Lagopus mutus). Cairngorms. Highlands. Escocia.
Hembra en plumaje de verano de Lagópodo Alpino (Lagopus mutus). Cairngorms. Highlands. Escocia.

De entre las tres especies objetivo, pudimos observar en dos ocasiones al límicola y a la críptica perdiz, pero no alcanzamos la cota requerida para poder ver al Escribano. En España, el Chorlito se ha citado como nidificante muy puntual en Pirineos, mientras que el Lagópodo tiene una pequeña población también en Pirineos. Pero me atrevo a decir que, en la península, es más fácil observar al Escribano, como invernante regular en los estuarios cantábricos. Mi experiencia al menos eso indicaba: el 02 de noviembre de 1996 ví un solitario invernante en Cicero, Marismas de Santoña, Cantabria.
Pasando al Chorlito, decir que su biología reproductiva es realmente sorprendente. Contrariamente a muchas especies de aves, es el macho el que se dedica a las labores de cria de su progenie y, como requiere su tarea, es más críptico, menos llamativo y colorido que la hembra. Pues bien, se ha comprobado que las hembras escocesas, tras aparearse con los machos y dejarles solos para criar a su nidada, se trasladan a escandinavia para llevar a cabo una segunda puesta con otro macho "noruego o sueco". Aprovecha pues el principio del verano para la primera cria y espera a que el verano llegue a escandinavia para volar hasta allí atravesando el mar del norte y realizar una segunda puesta con otro macho. De este modo, consigue el doble de oportunidades para la vital tarea a la que todos los seres biológicos estamos encomendados: la transmisión de nuestros genes.
Chorlito Carambolo (Charadrius morinellus). Cairngorms. Highlands. Escocia. Foto: Santi Villa.
Tras la visita de las montañas donde vive la única manada de renos de las Islas Británicas, sumando unos 50 individuos, después de haber sido reintroducidos en los años 50 por un ganadero sueco, aprovechamos para visitar una pequeña laguna que nos deparó dos interesantísimas observaciones: los plumajes nupciales del Colimbo Chico (Gavia stellata) y el Zampullín Cuellirrojo (Podiceps grisegena). Para los que estamos aconstumbrados a verlos en plumaje invernal, es una delicia verlos vestidos con sus mejores galas. Eso sí, el profundo ojo sangre del Zampullín no cambia aunque se vista de verano. Junto a ellos, un nupcial compacto Porrón Osculado (Bucephala clangula) y un grupo de Ansares Comunes (Anser anser) completaban los habitantes de tan concurrida laguna en Avimore.
Colimbo Chico (Gavia stellata). Cairngorms. Highlands. Escocia. Foto: Santi Villa.
Regresamos a Boat of Garten, donde estábamos alojados y, tras la cena, aprovechamos los días tan largos de estas latitudes en verano para fotografiar las Grajas (Corvus frugilegus) que parecía tuvieran repartidas todas y cada una de las chimeneas del barrio con las más comunes Grajillas (Corvus monedula).

viernes, 13 de abril de 2012

Chile VIII: Tierra de Fuego chilena

Tierra de Fuego. Desde luego, el nombre por sí solo ya evoca aventura, tierra extrema, contrastes. El nombre se atribuye a la visión que tuvieron de ella los primeros marineros españoles, tripulación de una expedición al mando de Magallanes en 1520. Estos exploradores divisaron desde sus barcos sorprendentes y constantes fogatas. Así, fue nombrada Tierra de los fuegos. Las hogueras resultaron ser la forma en la que los aborígenes se protegían del frio austral ya que, a pesar del duro clima, apenas llevaban ropa. Sólo el fuego y su especial adaptación metabólica (una temperatura corporal un grado superior a la nuestra) les mantenía calientes. Portaban hogueras encendidas incluso en las canoas de corteza de Lenga (Nothofagus pumilio), que utilizaban para pescar y cazar mamíferos marinos.
Aquel 03 de noviembre de 2007 nos levantamos con una muy grata sorpresa: EL VIENTO HABÍA REMITIDO, el cielo abierto se mostraba soleado, el mar, en calma. Los ferrys que no habían salido los días anteriores, hoy sí lo hacian. Era nuestra oportunidad: cruzaríamos a Tierra de Fuego. Cuando en 2004 visitamos Argentina no pudimos pasar, el poder hacerlo ahora supuso, en cierto modo, un desquite, una "tarea en pendientes" desde entonces.
De Punta Arenas a El Porvenir, capital del sector chileno de esta isla compartida con Argentina, cuya capital es Ushuaia. Los topónimos aquí son evocadores: Canal Beagle, Estrecho de Magallanes, Tierra de Fuego, Isla Estorbo... algunos sorprendentes ¿qué me decís de El Porvenir? Para un excursionista, pasar unos días en estas latitudes puede ser toda una experiencia, pero vivir en un trozo de tierra azotado constantemente por un viento helador, estepa desoladora en su mayor parte y de conexión no garantizada con el continente... en este caso el nombre parece algo publicitario. Bromas aparte, hay que recordar que el nombre seguro tuvo algo que ver con las intensas explotaciones auríferas que se explotaron en el pasado por aquí.
Volviendo a lo puramente naturalista, decir que el propio trayecto a la isla era de por sí un objetivo en sí mismo. El primero en aparecer fue el tosco y chepudo Abanto Marino Antártico (Macronectes giganteus), visto antes pero ahora fotografiado cuando jugaba en la popa del transbordador. Nos acompañó más de veinte minutos, tiempo en el que no aleteó ni una sola vez, demostrando su eficiencia en vuelo sobre el mar, capacidad que logra gracias a sus largas, estrechas y apuntadas alas, preparadas para aprovechar fuertes vientos frios y verticales originados del choque con las olas (cosa tan distinta de las alas largas y anchas de las planeadoras terrestres preparadas para aprovechar viento térmico).
Abanto Marino Antártico (Macronectes giganteus), antes Petrel Gigante del Sur. Estrecho de Magallanes. Chile.
Pese a la grata exhibición del Petrel, sin lugar a dudas, el momento cumbre nos lo ofreció este Albatros Ojeroso (Diomedea melanophris). Ver un Albatros ha sido posiblemente el momento cumbre de mis ya más de quince años de persecución incruenta de estos increíbles animales. Si la navegación del Petrel es notable, ¿qué decir de un albatros?

En alta mar navega el viento
dirigido por el albatros:
esta es la nave del albatros:
cruza, desciende, danza, sube,
se suspende en la luz oscura,
tocas las torres de la ola...
Albatros Ojeroso (Diomedea melanophris). Estrecho de Magallanes. Chile.
Y antes de tocar tierra de nuevo, la terna del Magallanes fue completada por el avistamiento de un Fulmar Austral (Fulmarus glacialoides).
Cormorán Imperial (Phalacrocorax atriceps) vuelan la bahía Porvenir. Estrecho de Magallanes. Chile.
Desde el punto de vista puramente ornitológico, el circuito que elegimos en Tierra de Fuego tuvo un objetivo primordial, el Chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis). Como ya hemos comentado, no salió, pero la excursión no anduvo mal. Alguno se quejaba de mis profundas meditaciones en el coche, confundiéndolas con sesteos, ¡qué cosa tan fuera de la verdad!, ¡es lo que tiene viajar con gente poco cultivada en filosofía y ciencias de la meditación!... Según avanzaba el día el viento crecía en intensidad. Dado que al día siguiente teníamos que coger un avión de regreso a Santiago, aligeramos nuestra visita para no correr el riesgo de quedarnos atrapados en la isla y así, adelantamos el regreso al continente.

Tucúquere ó Búho Magallánico (Bubo magellanicus). Tierra de Fuego. XII Región Antártica. Chile.
Entre las anátidas observadas aquí destacar el precioso Cisne Coscoroba (Coscoroba coscoroba) que compartía charca con un Ánade Juarjal (Anas specularioides) y su prole.


Ánade Juarjal (Anas specularioides). Tierra de Fuego. XII Región Antártica. Chile.

Cisne Coscoroba (Coscoroba coscoroba). Tierra de Fuego. XII Región Antártica. Chile.
Al día siguiente teníamos el vuelo por la tarde así que aprovechamos para visitar el Parque Nacional "Laguna Parrillar", un destacado bosque de retorcidas y estoicas Lengas (Nothofagus pumilio), especie dominante en el sur de Chile, en donde cuanto más al sur, más alta es su frecuencia. En este bosque pudimos observar huellas y excrementos de lo que creímos era un Puma (Puma concolor). Aunque los ataques del león de montaña, como lo llamaron los primeros colonizadores, son una rareza, da respeto pensar que puedes estar ocupando espacio con un felino tan potente, gran gato que atacó al renombrado Perito Moreno, por cierto.

 Una pareja de Chorlito Chileno (Charadrius modestus) en las proximidades de su nido. Laguna Parrillar. XII Región Antártica. Chile.

Bosque de Lengas en Laguna Parrillar.

Volamos a Madrid pensando, siempre se debe pensar, en volver algún día.

Y como colofón, un incunable:

MOMENTOS INOLVIDABLES CHILE 2012
versión Santi Villa.-

1.- Grandiosidad de la estepa patagónica.
2.- Araucarias y Chucaos en P.N. Nahuelbuta.
3.- Las primeras aves forestales chilenas en La Campana.
4.- Ñandúes y Pingüinos Nagellánicos en Ottway.
5.- Albatros Ojeroso en el Estrecho de Magallanes.
6.- En Torres del Paine, cuando nos confundimos de coche y estuvimos intentando abrir otro igual -mismo modelo y color- un buen rato, ya frustrados, cuando regresábamos a la Hosteria Gray para llamar por teléfono a la compañía de alquiler, pasamos por delante de otro igual, otro igual que era el nuestro... (sin comentarios).
7.- Poner el pie en Tierra de Fuego.
8.- El éxito del Chimango por estas tierras.
9.- El color de los Témpanos en Lago Grey.
10.- La compañía (por decir algo).
11.- Digiscoping en Concón (sin "mi gran amigo" tocándome los mengues). PD.- He tenido que cambiar el texto original por el entrecomillado para no herir sensibilidades.
12.- Tricahués en R.N. Río Los Cipreses.
13.- Cóndores en carroña.
14.- Mi primer colibrí. JURJUR.

Total de especies observadas en Chile: 130 de las 521 aves de la lista del país (Clements 6ª ed.).
Del 24 oct. al 07 nov. de 2007.

lunes, 9 de abril de 2012

Chile VII: Estepa Patagónica

Patagonia. Región de Magallanes. Chile.
Teníamos que abandonar Puerto Natales y todavía no habíamos anotado algunas de las especies más interesantes de los ambientes esteparios de la Patagonia Chilena. Cansados del viento que imposibilitó la salida de los barcos que visitaban el glaciar Balmaceda y Serrano, apostamos por llenarnos de Patagonia en nuestro regreso a Punta Arenas. ¿Cómo volver sin el Cazamoscas Chocolate (Neoxolmis rufiventris), especie de distribución muy localizada y restringida a áreas de pastizales abiertos con arbustos dispersos propias de estas latitudes? ¿Cómo decir que estuvimos aquí sin observar a la rara Agachona Chica (Thinocorus rumicivorus), aquí conocida como Perdicita, una extraña mezcla de paloma y alondra con pico de gallinácea y vuelo soberbio de alas largas y puntiagudas?. ¿Cómo no intentar al menos observar al Chorlito Cabezón (Oreopholus ruficollis) y al Chorlito Chileno (Charadrius modestus), que pese a compartir nombre de pila no se encuentran tan emparentados?
El bonito Chorlito Cabezón (Oreopholus ruficollis), aquí llamada Chorlo de Campo. Región de Magallanes. Chile. Foto: S. Villa.
Esas fueron algunas de las especies que vimos en nuestro trayecto de 150 km. en los que no nos  cruzamos con nadie, tal era la sensación de soledad, dura y sin contemplaciones. Extensiones ganaderas infinitas de vegetación rala, arbustos almohadillados y suelo de rojo y recio líquen. Tierra barrida permanentemente por el viento, hasta el punto de que nos fue imposible montar el telescopio fuera del coche. Esta foto del Chorlo de Campo se hizo desde el coche, zarandeado en rachas irregulares por Eolo. Las aves todas se mostraban agachonas, evitando volar y así no tener que luchar contra el viento dominante. Los mamíferos no lo pasaban mejor, por aquí se dejaron ver el frecuente Guanaco (Lama guanicoe) y el ecléctico y solitario Zorro Gris (Lycalopex griseus). Este Zorro forma parte de la larga lista de ejemplos de mala gestión ambiental, donde intentando corregir un error, se acaba cometiendo otro mayor. En efecto, fue introducido en Tierra de Fuego para combatir la sobrepoblación de Conejo (Orictolagus cuniculus), también introducido décadas antes. Resultado: sigue habiendo conejos pero las poblaciones del nativo Zorro Culpeo de la isla (Lycalopex culpeaus lycoides), el Tuco tuco de Magallanes (Ctenomyx magellanicus) y otras especies de aves como el Cisne Coscoroba (Coscoroba coscoroba) se han visto seriamente afectadas.
Este Zorro Gris (Lycalopex griseus) protege su alimento aguantando estoicamente ante el viento reinante en la patagonia chilena. Región de Magallanes. Chile.
El camino que elegimos se suponía que nos llevaría a Punta Delgada, no parecía tener pérdida, pero no teníamos la total certeza. Con el depósito de un 4x4 y contando con tener que completar más de 300 km. en total si no equivocábamos la ruta, se respiraba cierta tensión según elegíamos pista en cada encrucijada...
Estos encharcamientos estacionales eran especialmente investigados en la búsqueda de otra de las estrellas de la zona, el Chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis). No lo vimos aquí ni en Tierra de Fuego un día después, quedando así junto al Pato Torrentero (Merganetta armata) en la lista de frustraciones chilenas o casi mejor, en la lista de motivos para volver... Al que sí vimos en las proximidades de estos encharcamientos fue al Falaropo de Wilson (Steganopus tricolor), recientemente cambiado de género y el único de los Falaropos observados regularmente en el interior. Para completar la foto ornitológica de estas estepas no podemos dejar de comentar algunas de las especies quizá más comunes en esta época del año, o al menos así nos pareció a nosotros. Se trata de los reproductores boreales Correlimos Culiblanco (Calidris fuscicollis) y Correlimos de Baird (Calidris bairdii) que observamos frecuentemente en un ambiente tan, a priori, poco apropiado para un "playero".
Guanaco (Lama guanicoe). Región de Magallanes. Chile.
Ñandú Petizo (Pterocnemia pennata). Región de Magallanes. Chile.
Ya llegados a la costa, la dureza patagona se mostraba así de implacable.



Nuestro recorrido por el sorprendente y diverso Chile estaba tocando a su fin. Ya sólo nos faltaba el salto a Tierra de Fuego, para el que había que atravesar el evocador Estrecho de Magallanes.

miércoles, 4 de abril de 2012

Chile VI: Seno Ottway & Torres del Paine

De Santiago a Puerto Montt, 1.059 km. en un Opel Corsa básico que podría perfectamente habernos dejado tirados en Rancagua, literalmente, en donde ya anochecido, rozamos repetidas veces los bajos con las aristadas rocas salientes de aquella desagradable pista de regreso de las colonias de Tricahué (Cyanoliseus patagonus bloxami) en Río Los Cipreses. El carter aguantó de milagro. Podríamos también no haber llegado más allá de Nahuelbuta, donde no hubiera sido raro haber acabado despeñados, evitando los camiones madereros que cruzaban a gran velocidad en sentido contrario en las imposibles y estrechas pistas entre Angol y la entrada al parque. Más cómodos fueron el resto de conexiones por carretera, en unas autovías cómodas y bien cuidadas, incluso por los carabineros que nos recomendaron amablemente "levantar la zapatilla" (y hasta ahí puedo leer...).
Aún así, del total de 4.000 km. del país, habíamos recorrido la parte más cómoda, pero seguir en dirección sur exige mucha paciencia y pasar a recortadas y estrechas carreteras de montaña para no llegar más allá de Cochrane. A partir de allí, o bajas por Argentina, o no te quedan otras opciones que la marítima (con tiempo y ganas) o la aérea, que fue por la que nos decantamos nosotros en aquel noviembre de 2007. No llegamos a Cochrane, desde Puerto Montt volamos a Punta Arenas, donde vivimos un aterrizaje realmente tenso, con ataque de pánico incluido de una turista alemana, que salió corriendo por el pasillo gritando como poseida. En efecto, el piloto tuvo que repetir la maniobra de aproximación a la pista, aterrizando en el segundo intento casi de lado, empujada la nave por el fuerte viento racheado. Impresionante la pericia del capitán... Llueve, estamos a 4ºC. y el viento sopla con rachas de entre 80-100 km/h.
Tras la experiencia "Corsa" y en previsión de las pistas a Torres del Paine decidimos rascarnos el bolsillo y apostar por un 4x4. Paradójicamente, no hubiera sido necesario, los caminos están aquí en mejor estado que las difíciles pistas antes comentadas del más civilizado, a priori, norte.
Pingüinos Magellánicos (Spheniscus magellanicus). Pingüinera Seno Ottway. Punta Arenas. Chile.
De camino a Puerto Natales decidimos parar en la Pingüinera de Seno Ottway, a unos 65 km. de Punta Arenas. Fue una buena decisión, y no por los Pingüinos Magellánicos (Spheniscus magellanicus) sino porque las ralas praderas previas fueron de los más productivas, añadiendo un buen puñado de especies a nuestra lista. La primera especie en aparecer fue este Zorrillo Patagónico (Conepatus humboldti), aquí conocido también como Chingue. A plena luz del día, entre el herbazal, mantenía una actitud en extremo confiada, quizá seguro de las fétidas secrecciones de sus glándulas anales. Desconozco la explicación que puede tener su nombre científico, pues que yo sepa, Humboldt, el gran naturalista alemán, nunca llegó tan al sur en su viaje a sudamérica, no bajando más allá de Perú.
Zorrillo Patagónico (Conepatus humboldti). Pingüinera Seno Ottway. Punta Arenas. Chile.
Ya en la playa, donde los Pingüinos dedican unos minutos a su cambio de medio (del acuático al terrestre), algunos reposando sobre los guijarros parecen recuperar temperatura ó quizá sintetizar alguna vitamina con baños de sol, otros se acicalan, eliminando quizá el exceso de sal de sus cuidadas plumas, todos descansan. Tras estas labores apeonan hacia sus huras, ubicadas sobre unas verdes praderas. Pero antes han de cruzar pequeños regatos de agua dulce, donde aprovechan a completar el cuidado de su plumaje. A lo largo de la linea de costa, un Abanto Marino Antártico (Macronectes giganteus) patrulla derivando barlovento sobre los grupos de pingüinos en busca de alguna oportunidad de fácil pitanza.
Pingüinos Magellánicos (Spheniscus magellanicus). Pingüinera Seno Ottway. Punta Arenas. Chile.
Pingüinos Magellánicos (Spheniscus magellanicus) de camino a sus huras. Pingüinera Seno Ottway. Punta Arenas. Chile.
En las planicies de acceso previo a la pingüinera, un ambiente estepario nos permitió anotar Ñandú Petizo (Pterocnemia pennata), Chorlitejo Malvinero (Charadrius falklandicus), la común Dormilona Carinegra, aquí llamada "tontita" (Muscisaxicola maclovianus), la Dormilona Fraile (Muscisaxicola flavinucha), de inconfundible nuca ocre y continuo movimiento vertical de su cola, por destacar sólo algunas. A mi, las dormilonas me recordaban a una especie de híbrido ente nuestras collalbas y bisbitas, pero no me atrevía a decírselo a Santi... Y acosando a las Dormilonas y otros pajarillos esteparios, varios Aguiluchos Vari (Circus cinereus) de estéticos vuelos a favor del viento, invisible atalaya desde la que exploraban sistemáticamente la pradera patagónica, aprovechando cualquier pequeña depresión del terreno para sorprender a sus inocentes víctimas. Pero si queremos destacar en particular una especie observada en Seno Ottway, estamos obligados a recordar al último Pilpilén que nos quedaba por observar de entre las tres especies chilenas de este género (ver Chile II: Quintero): estamos hablando del Ostrero Magallánico (Haematopus leucopodus), aquí conocido como Pilpilén Austral.

Tras esta productiva visita, seguimos directos a Puerto Natales, donde llegamos ya anochecido. La luz nos abandonaba, pero no así el viento, que no nos dejó en ningún momento hasta nuestro regreso a Santiago, varios días después.
Al día siguiente tocaba el plato fuerte de Chile: Torres del Paine. A pocos kilómetros de salir en dirección a esta maravilla escénica pudimos comprobar lo frecuente que es aquí el Cóndor Andino (Vultur gryphus), al que vimos no menos de en diez ocasiones en una jornada. No podía empezar de mejor modo nuestra aproximación a esta mítica reserva, salvo por el viento, que seguía soplando con rachas que se hacían muy molestas por momentos.
Cóndor Andino (Vultur gryphus). Puerto Natales. Chile.
Posiblemente las dos carroñeras más frecuentes en estas latitudes: el Cóndor Andino (Vultur gryphus) y el Caracara Carancho (Polyborus plancus), tres en la foto. Puerto Natales. Chile. Foto: S. Villa.
1 adulto y 3 juveniles de Cóndor Andino (Vultur gryphus) apuran una carcasa en las proximidades de Puerto Natales. Chile. Foto: S. Villa.
Fundimos tarjetas de memoria en este Parque Nacional, casi siempre por sus paisajes, con alguna que otra sorpresa y una gran frustración: pese a dejarnos los ojos en todo corriente de aguas rápidas, no pudimos ver el Pato Torrentero (Merganetta armata), aquí conocido como Pato cortacorrientes, nombre que hace referencia a su fascinante modo de enfrentarse a los cursos de aguas rápidas propias de la alta montaña.
Cuernos del Paine, en el centro de la imagen. Torres del Paine. Chile.
Inicio del sendero "ruta de la W", que permite atacar las míticas Torres del Paine, en la foto al fondo, enmarcadas en la estructura metálica del puente. Chile.
Casi todo el mundo sabe que actualmente existen 4 especies de Camélidos en Sudamérica. Lo que no es tan conocido es que la Llama (Lama glama) fue desarrollada por el hombre del Guanaco así como la Alpaca (Vicugna pacos) lo fue de la salvaje Vicuña (Vicugna vicugna). Así pues, originalmente sólo existian dos especies. De lo que no cabe duda es que, de entre todas, la especie de más amplia distribución es el Guanaco (Lama guanicoe) y aquí en Torres del Paine es muy común, formando amplias manadas.
Guanaco (Lama guanicoe), muy común en Torres del Paine. Chile.

Paramos en la Hospedería Grey, junto al glaciar del mismo nombre, a degustar una "Colonos", reconozco que un poco asqueados del fuerte viento que casi no nos permitía ni caminar en senderos expuestos. En el parking, el jardinero nos prestó un taburete para acercarnos algo más a estas confiadísimas Cachañas (Enicognathus ferrugineus) que en buen número se alimentaban despreocupadas y ruidosas de los brotes tiernos de las Lengas (Nothofagus pumilio).
Cachaña (Enicognathus ferrugineus) alimentándose de Nothofagus pumilio. Torres del Paine. Chile.
Glaciar y lago Grey. Torres del Paine. Chile.
Huemul del Sur (Hippocamelus bisulcus). Torres del Paine. Chile.
Una de las sorpresas de nuestro paseo por Torres del Paine fue el raro y escaso Huemul (Hippocamelus bisulcus). Curioso pensar que poco después de abandonar la intensa búsqueda del Pato Torrentero, abatidos por nuestra mala fortuna, nos topamos de bruces con este cérvido en peligro de extinción, del que se calcula una población no superior a 3.000 ejemplares, la mayoría de ellos en Chile.
Cuernos del Paine y Lago Pehoe. Torres del Paine. XII Región de Magallanes. Chile.
Quedarse a pasar la noche en Torres del Paine hubiera sido la mejor opción, pero las hospederías ubicadas en el interior del parque son carísimas, así que regresamos con dignidad a nuestro económico hostal en Puerto Natales...
Una sorpresa a los postres: Un Pilpilén confia en su mimetismo en plena estepa patagónica, donde sorprende ver criar a un ave de hábitos tan costeros.
Si no me canso de decir aquello de que "abandonamos Torres del Paine pensando, siempre se debe pensar, en volver algún día". En este caso añado que "mal se me tiene que dar" para no volver con mis hijos cuando tengan edad de reconocer la salvaje belleza de estos parajes sin par. Unos días antes de escribir esta entrada, Torres del Paine sufrió un tremendo incendio que calcinó buena parte de su inusual belleza. Desconozco el alcance detallado del incendio, pero espero poder sorprenderme en un futuro con la capacidad de regeneración de la naturaleza, quizá sea demasiado inocente, pero me gusta pensar que la vida se abre camino y casi cualquier estadio de regeneración vegetal tiene sus aspectos de interés. En cualquier caso, de lo que si estoy seguro es que cuando la humanidad sea sólo un recuerdo arqueológico en este castigado planeta azul, Torres del Paine seguirá brillando con luz propia, aunque entonces sin nadie para escribir unas lineas de reconocimiento a su belleza...