viernes, 12 de abril de 2013

Jardín Botánico

Todas las aves tienen muy medida su distancia de huida, cuando beben, posadas o hurgando por entre los troncos de los árboles, todavía sin follaje, no dejan de vigilar sus posibles amenazas... El escorzo del Mirlo, que parece deformarle la cara (en la foto), es una muestra evidente de que para las aves no es un acto banal el hecho tan aparentemente fútil de bajar a beber, nuestra proximidad seguramente les estresa.
Macho de Mirlo Común (Turdus merula). Jardín Botánico. Madrid.

Hembra de Gorrión Doméstico (Passer domesticus). Jardín Botánico. Madrid.
Pico Picapinos (Dendrocopos major). Jardín Botánico. Madrid.
Hembra de Pico Picapinos (Dendrocopos major) nos mira desde su atalaya. Jardín Botánico. Madrid.

Formón de carpintero. Notad la similitud de los extremos con el pico del carpintero: misma función, distinta utilidad.

Por cierto, el Botánico estaba ahora pletórico de tulipanes, las primeras junto con alguna Camelia, Brunneras, algunos Berberis (Agracejo), Espireas, frutales... en un par de meses lo visitaremos de nuevo para disfrutar de sus rosaledas.

lunes, 8 de abril de 2013

Sapo Corredor (Epidalea calamita)

Enrico Coen es ahora el encargado de acompañarme a diario en el metro, seguramente sea la persona (él sin saberlo) que más tiempo pasa conmigo en mi tiempo libre (¿o debería decir "in itinere"?), excluyendo la familia, claro. En "De las células a las civilizaciones" (ed. Drakontos), revisa lo que para él son los principios de cambio que conforman la vida, a saber: Variabilidad en la población, Persistencia, Refuerzo, Competencia, Cooperación, Riqueza Combinatoria y Recurrencia. Los cuatro primeros proporcionan el núcleo de la selección natural y, entre ellos, una forma de la Persistencia, la copia (la otra es la cohesión molecular) no podía dejar de venirme a la memoria cuando pude disfrutar el fin de semana pasado de la descomunal orgía anfibia que se celebró, aprovechando la lluvia y lo atemperado de las temperaturas, en multitud de lagunazos y otros encharcamientos en los que se convirtieron las dehesas de Melojos (Quercus pyrenaica), Encinas (Quercus ilex) y Fresnos (Fraxinus angustifolia) de las faldas de la Sierra del Guadarrama en el entorno de El Boalo, Madrid.

La secuencia de ADN persiste gracias a la replicación (copia) que, en equilibrio con la variabilidad (las copias no son perfectas, se modifican por lesiones o errores de copia) permite que haya evolución, siendo la selección natural la encargada de eliminar las copias menos capaces de sobrevivir y multiplicarse y favoreciendo las versiones con mayor éxito reproductor. De lo singular a lo general, de la replicación al apareamiento...

Y sin saber nada de Coen y ADN, allí medraban Sapos Corredores (Epidalea calamita) y Ranas de San Antonio (Hyla arborea) pugnando por el canto más grave, sostenido y potente. Y así, entre crooo, croooo, croooos y crueck, crueck, cruecks, era difícil dirigir los pasos en busca de sus amplexos axilares, pero entre la lluvia, el viento y el frío, alguno pudimos ver...

Sapo Corredor (Epidalea calamita) "satélite" esperando su oportunidad. El Boalo. Madrid.
Dos ejemplares de librea muy distinta, como es característico en la especie, en "amplexo". Sapo Corredor (Epidalea calamita). El Boalo. Madrid.
Y tras el frenesí, la "sopa" de AGCT... en forma de hilera. Una verdadera apuesta, con más arrojo que los jugadores de poker, pues se apuesta por la persistencia y depende de "acertar" en el lugar, de que el encharcamiento se mantenga lo suficiente para dar tiempo a los sapos a completar su desarrollo. Los renacuajos eclosionan pocos días después de efectuada la puesta y la metamorfosis dura entre uno y dos meses, menos tiempo cuanto más somera sea la charca. En ocasiones, las lluvias postrimeras de finales de abril o mayo son el milagro que permite su éxito final y les salva de la tragedia, a veces les vale una rodada de coche, un prado inundado, cunetas, etc.
Puesta de Sapo Corredor (Epidalea calamita). El Boalo. Madrid.
Y tras un par de meses escasos...
Crías de Sapo Corredor (Epidalea calamita). Hoyo de Manzanares. Madrid.