sábado, 10 de diciembre de 2011

Nicaragua II: Masaya, Ometepe & Corn Islands

Antes de abandonar definitivamente San Carlos del Sur huyendo de los tercos y masivos "Chayules" (dipteros tan abundantes como molestos aunque inofensivos y que eran desviados por la noche apagando todas las luces de la ciudad y dejando únicamente encendidas las del malecón, donde acudían y llegaban a cubrir los faroles) todavía tuvimos tiempo de visitar la reserva Esperanza Verde que forma parte del Refugio de Vida Silvestre de los Guatuzos, un humedal en muy buen estado de conservación que se ubica frente a San Carlos y al que sólo se puede acceder por vía fluvial, cruzando el río San Juan. A destacar importantes bandos mixtos de Aratinga Pechisucia (Aratinga nana) que observamos sobre Ficus y la pequeña Catita Churica (Brotogeris jugularis). La lista de psitácidas la completaríamos con Amazona Frentirroja (Amazona autumnalis), observada en el Humedal Terraba-Sierpe, Amazona Harinosa (Amazona farinosa) y Loro de Nuca Amarilla (Amazona auropalliata), estas dos últimas vistas a placer en Ometepe, la isla de los volcanes gemelos. Pero de entre todas, uno de los mejores momentos de nuestro periplo por Amércia Central nos lo regalaron los impresionantes bandos de Guacamayo Macao (Ara macao) a la entrada de Corcovado alimentándose sobre nogales (los de allí) y volando sobre la intensa selva verde, son imágenes que quedan impresas en la retina y que no borra el paso del tiempo, siendo difícil imaginar una mejor manera de representar la belleza natural de los bosques tropicales.

Cada especie animal da para un libro, cada una con una historia natural única, cada una ofreciéndonos clases magistrales de biología, de adaptación al medio y, por qué no, de humildad, viviendo como se puede... recordando al hermano del poeta (A.Machado). Y así, una septima especie de psitácida nos dió toda una lección de sobriedad, pues la encontramos ni más ni menos que criando en los acantilados del humeante y sulfuroso crater Santiago perteneciente al volcán Masaya, localidad próxima a la colonial ciudad de Granada. Allí cria el bullicioso Periquito Pacífico (Aratinga strenua) sin parecer importarle los humos tóxicos. Con esta fueron siete las especies de loros que casi sin buscarlas se pusieron a tiro.

"La vida se abre camino" - dijo Jeff Goldblum en Parque Jurásico interpretando al irónico y sarcástico Dr. Ian Malcolm, aunque realmente no hace falta recurir al cine o a la literatura para encontrar ejemplos de adaptación al medio en condiciones a priori no ya adversas sino hostiles.

Sorprende ver la rapidez con la que la vegetación recupera su espacio una vez que el cono volcánico queda inactivo (a escasos 50 metros del de la foto superior). Aquí acuden al atardecer las Aratingas strenua para alimentarse de nancites y otras bayas.


Cruz de Bobadilla en el crater Santiago, una representación moderna de la cruz que en el siglo XVI colocó el fraile mercedario Francisco de Bobadilla , para exorcisar al demonio, pues creía que el cráter era la "Boca del Infierno".

Pero antes de alcanzar Granada y el volcán Masaya tocaba descansar en las playas de Ometepe, a las faldas de dos volcanes. La isla de Ometepe se sitúa al sur del lago Nicaragua ó Cocibolca, ubicación ideal del canal que luego serí el de Panamá, pues está conectado al caribe por el caudaloso río San Juan, pero que por razones políticas no se hizo aquí. Este lago alberga otra notable singularidad faunística: un tiburón de agua dulce (Carcharhinus nicaragüensis), antes subespecie de C.leucas, un ejemplo más de las sorpresas que te regala la naturaleza a cada paso, aunque desgraciadamente se encuentra prácticamente extinguido debido a la sobrepesca. Ornitológicamente, destacar aquí la presencia de la Urraca Copetona ó de Cara Negra (Calocitta formosa) que andaba tras los descuidos de comida en "la finca" que ocupamos.


Uno de los habitantes de la ruta a la cascada de San Ramón, phasmido de notable tamaño.
Cascada San Ramón, a los pies del volcán Maderas.Dejamos Ometepe y sus volcanes en dirección a Granada, para de allí volver a Managua y volar a las Islas del Maiz, las Corn Islands, vía Bluefields. El aeropuerto está en Big Corn Island, de allí una panca te lleva a la pequeña, donde por no haber, no hay ni carreteras, literalmente no cabe un aeropuerto, ¡ni falta que le hace!. En ese pequeño paraiso caribeño pudimos disfrutar de la gastronomía de las Costa Misquitos, el buceo entre corales (hay un pequeño centro de buceo que te acerca a las mejores zonas para ver, ente otras cosas, los impresionantes corales cerebro o las gorgonias) y el solaz descanso playero, con la local cerveza "Victoria" incluida. Se hacía extraño estar en una zona de Nicaragua donde nadie habla español, sólo misquito e inglés.

Playa en Little Corn Island desde el hotel.

Los alojamientos en Little Corn Island son humildes pero cómodos y muy agradables. En la isla no hay vehículos a motor por su reducido tamaño así que tienes garantizado el descanso absoluto.
Tras nuestra experiencia caribeña tocaba retirada, de vuelta a Madrid, pensando, siempre se debe pensar, en regresar algún día.

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