jueves, 22 de diciembre de 2011

Delta del Okavango, Botswana III: Cataratas Victoria

Viajar "leido" te da un plus. Al leer, haces un ejercicio de representación a tu modo de aquello que lees: paisajes, sensaciones, olores, luz... Cuando luego lo pones en "real", vas ajustando la idea que habías configurado de ello a lo nuevo que vas experimentando. De algún modo, es también poner en comparación las experiencias de otros con las tuyas propias. Si a eso le unes una lectura histórica, añades el complemento de adivinar los cambios producidos en la sociedad, la naturaleza, geopolíticos, etc. ó tratar de ponerte en la piel de los primeros exploradores, cuando viajar no era cuestión de horas y sí de semanas. Para Botswana elegí "En busca del doctor Livingstone" escrito por el propio Sir Henry Stanley. El libro relata la búsqueda del famoso explorador británico, descubridor, entre otras, de las cataratas Victoria, por parte del corresponsal del N.Y.Herald, Sir H. Stanley. Y esa relación es la que me animó a elegir este libro, pues nuestro periplo alcanzaría las cataratas donde el humo truena (the smoke that thunders) según dicen por allí.
Pero no adelantemos acontecimientos, pues antes de alcanzar las cataratas Victoria en el vecino Zimbabue, tuvimos la oportunidad de relajarnos en Chobe, cerca de Kasane. No abandonamos nuestro estilo e instalamos nuestras tiendas próximas a los cómodos lodges, cuestión de principios, pero al estilo de Groucho: "Estos son mis principios, si no le gustan... ...tengo otros". ejem!

Facoquero Común (Phacochoerus africanus) pasta con su
peculiar estilo "orante" próximo al parking del lodge.
Chobe. Botswana.

En el camping donde nos alojamos, pese a ser una zona más humanizada, o quizá por eso mismo, no había que ir muy lejos para encontrarse con la fauna local.
Las mangostas rayadas (Mungos mungo) campan a sus anchas, practicando el oportunismo de que hacen gala y que les ha llevado a ser una de las especies de mangostas más ampliamente distribuidas por el continente. La foto a la izquierda está hecha desde mi tienda. Pero no sólo se acercaban mamíferos. En sólo un par de horas sin moverme del sitio anoté 13 especies nuevas de aves.
En los campamentos "salvajes" lo más habitual fue la presencia de los rápidos y ágiles Cercopitecos Azules (Cercopithecus mitis), que, al menor descuido te robaban lo que dejaras al alcance de la mano, incluso las hembras con crías bajo su vientre. También las hienas recorrían habitualmente los campamentos y sospecho que con más regularidad de lo que percibimos.
Desde el propio camping, que dispone de un embarcadero sobre el río Chobe, salen barcazas de dos pisos para navegar al atardecer por sus meandros. Es algo masivo, pero tiene encanto, la fauna allí es numerosa, las manadas de búfalos y elefantes son enormes y no faltan los hipopótamos, cocodrilos, cebras, kudus, varanos ó impalas.

Cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus).
En las proximidades, un buen grupo de ellos se alimentaban
de un elefante que había sucumbido a los efectos del anthrax.
Chobe. Botswana.


Elefantes Africanos (Loxodonta africana).
Una delicia navegar junto a estos pacíficos gigantes.
En esta zona, próxima a Kasane, los elefantes causan problemas
y han de ser vigilados. De ahí la colocación de radiocollares, como
el que se ve instalado en el ejemplar del medio.
Chobe. Botswana.

Macho de Anhinga Común (Anhinga melanogaster rufa).
Sólo dos especies comparten el género Anhinga.
La segunda es propia del continente Americano.
Tras el paseo, ¿qué mejor que tomar una cerveza mientras observas la
puesta de sol sobre el río Chobe?


Esperando la puesta de sol pasó por delante de mi una enorme bandada de zancudas que tardé unos minutos en identificar. Se trataba de Picotenazas Africanos (Anastomus lamelligerus), que, disciplinadamente ocupaban las ramas secas de un árbol a la orilla del río. Pero lo mejor estaba por venir. En un árbol próximo, desde donde emitía su inconfundible ¿graznido? que le da nombre, un Pigargo Vocinglero (Haliaaetus vocifer) se elevaba para, tras una intensa persecución y escarceos, atrapar a un Picotenazas. Este pigargo es también conocido como Águila Pescadora Africana, aunque nada tiene que ver con el género de las verdaderas águilas pescadoras, el género Pandion.
Dejamos Chobe en dirección a Livingstone, pues estando tan cerca, sería un delito no visitar las cataratas Victoria: "The smoke that thunders".
"Rainbow Falls", su punto de mayor profundidad, alcanza los 108 m. pasando por ser una de las caídas más impresionantes de entre las grandes cataratas del mundo (el doble que Niágara, por poner un ejemplo). Es la catarata de mayor anchura: casi 2 km. de largo. En cuanto a volumen de agua no estaban en su punto álgido!

Desde esta privilegiada posición, la entrada del salvaje Zambeze a las cataratas, pudimos observar una pareja del bonito Calao Trompetero (Bycanistes bucinator), que cruzaban al otro lado sobre la caída de agua. A la salida, sorprendimos a un Antílope Jeroglífico (Tragelaphus scriptus) que no tardó en huir.
En Victoria Falls pudimos acercarnos a los obligados "Craft markets", mercadillos de artesania local, plagada de reproducciones en madera de los típicos animales africanos, sobre todo los "Big five": Elfante, Búfalo, León, Leopardo y Rinoceronte. Allí me contaron la historia del NYAMI NYAMI, el dios del río Zambeze. La historia me caló: si un amuleto de estos te protege de los cocodrilos al cruzar el río Zambeze, ¿cómo no me va a cubrir contra los coches en la Castellana ó de la ira de mi mujer? Así que, desde entonces, llevo el Nyami nyami a todas partes, anudado a mi cuello...

De regreso a Johannesburgo, aprovechamos para conocer los Makgadigadik Pans, grandes extensiones de lo que antes fueron lagos permanentes y ahora son extensiones de costra de sal y llanuras herbáceas inmensas, inundados sólo en los grandes desbordamientos ocasionales del delta o de forma más habitual, del río Boteti y es entonces cuando aprovechan los Flamencos Comunes (Phoenicopterus roseus) y Enanos (P. minor) en números que exceden los 30.000, Pelícanos comunes (Pelecanus onocrotalus) y Rosados (P. rufescens) y otras aves acuáticas para criar, pues, inundados, se convierten en lagos de muy alta productividad.
El ave más interesante que vimos y pudimos fotografiar aquí con nuestro corto zoom 3.5x fue el Sisón Negro Aliclaro (Afrotis afraoides), que mostraba una confianza extrema en su plumaje críptico. (ver foto izquierda).

Los Makgadigadik eran nuestra última oportunidad para intentar ver al guepardo. No hubo suerte. Sí vimos a un solitario Springbuck ó Gacela Saltarina (Antidorcas marsupialis), el alimento más habitual del guepardo en este hábitat.


Huellas del esquivo Sisón Negro Aliclaro (Afrotis afraoides)
sobre la sal que compone el suelo de los
Makgadigadik Pans. Botswana.
Puesta de sol en los Makgadigadik Pans.
Botswana.


Dejamos África pensando, siempre se debe pensar, en regresar algún día.
Aves observadas: 182 de 587 especies de la lista de Botswana (Clements 6ª), las que salieron al paso, vamos...
Hakuna Matata.

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