En el aula, ante una gran urna de cristal vacía, el profesor de economía preparaba una lección magistral sobre gestión del tiempo. Tras llenarla de grandes piedras de río del tamaño de balones de balonmano preguntaba a sus alumnos: ¿Cabe algo más? Al unísono, respondieron todos que no, que ya no cabían más. El profesor, sin mediar palabra, sacó un gran saco de cantos rodados y lo vertió sobre la urna, los cantos fueron colándose por entre los intersticios dejados por las piedras más grandes, rellenando los espacios vacíos. Cuando terminó, volvió a preguntar ¿Cabe algo más? la respuesta no se hizo esperar, de nuevo todos contestaron que ahora no cabía nada más. Entonces, el profesor volvió a sacar otro saco, esta vez de arena fina de río. Al vaciarlo sobre la urna, los alumnos vieron cómo, de nuevo, los pequeños granos de arena ocupaban los espacios disponibles. El profesor repitió la pregunta: ¿Cabe algo más? Esta vez, los alumnos parecían tenerlo claro: ¡Ahora sí que no cabe nada!, espetaron con suficiencia. El profesor les indicó que se equivocaban, que incluso ahora, cabía algo más, por ejemplo, agua. Cuando hubo vaciado varias jarras de agua sobre la urna, cambió la pregunta. ¿Qué nos enseña esta experiencia?
Tras un corto silencio comenzaron las respuestas. Todas tenían que ver con la mejor organización del tiempo, que organizado, te permite llegar a más, hacer más tareas, abarcar más proyectos y ser más productivo en la empresa. El profesor les indicó que si bien eso era cierto y que una correcta organización permite mayor eficiencia, la principal lección no era esa. Se trataba de priorizar. Si no antepones en tu vida (el tiempo representado por la urna) lo principal, lo importante (las piedras grandes) y empiezas por lo menos crítico (la arena), cuando quieras abordar lo importante, no podrás, porque "no cabe".
En mi caso, las piedras más grandes se llaman Olimpia, Andrés, Gonzalo y Patricia. Luego tenemos un número de cantos rodados... En abril de 2011, uno de esos cantos se llamó Turquía.
Como en el caso de Marruecos, en Turquía me dediqué al video. Y casi mejor, porque así tengo la excusa perfecta para poner mejores fotos... Gracias José Miguel, gracias Santi, gracias Miguel.
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Perdiz Gorgigris (Ammoperdix griseogularis). Kizilkuyu. Anatolia Oriental. Turquía. Foto: S.Villa. |
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Camachuelo Desertícola (Rhodospiza obsoleta). Embalse de Nizip. Anatolia Oriental. Turquía. Foto: S.Villa. |
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Verdecillo o Serín Frentirrojo (Serinus pusillus). Aladaglar. Anatolia Oriental. Turquía. Foto: S.Villa. |
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Avefría Espinosa (Vanellus spinosus). Delta del Çukurova. Anatolia Oriental. Turquía. Foto: M. Calvo. |
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Escribano cinereo (Emberiza cineracea). Valle de Isikli. Anatolia Oriental. Turquía. Foto: J.M. Baena. |
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Colonia "asistida" en semi-libertad del amenazado Ibis Eremita (Geronticus eremita). Birecik. Anatolia Oriental. Turquía. |
Nuestro recorrido empezó, como no podía ser de otra manera, en el monumental Estambúl. Al margen de la belleza de la ciudad y lo evocador que es empaparse de historia a cada paso, la ciudad ya ofrece las primeras oportunidades para las aves. Ya en los jardines del palacio Topkapi empezamos a anotar las primeras especies: Cotorras Alejandrinas (
Psittacula eupatria) comparten aquí espacio con "nuestra" exótica Cotorra de Kramer (
Psittacula krameri). Sobre unos Platanos de Sombra
(Platanus x hispanica?), en los mismos jardines, una nutrida colonia de Garza Real
(Ardea cinerea). En las crucetas sobre los arcos de entrada a la Mezquita Azul, la única de seis alminares en Turquía, vimos las primeras Tórtolas Senegalesas
(Streptopelia senegalensis) y muy cerca de allí, a los pies del monumento más antiguo de Estambúl, el obelisco egipcio de Tutmoises II, Cornejas Cencientas (
Corvus cornix) aprovechaban las migajas que los turistas echaban a las Palomas domésticas
(Columba livia). Estorninos Pintos (
Sturnus vulgaris) patrullaban el cesped del pequeño jardín frente a Santa Sofía, ahora museo, antes mezquita y antes la catedral más grande del mundo durante más de mil años, hasta que fue desbancada por la catedral de Sevilla.
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Colonia de Garza Real (Ardea cinerea) sobre Plátanos de sombra. Jardines del palacio Topkapi. Estambúl, Turquía. |
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La Torre Gálata destaca en el barrio del mismo nombre. Estambúl. Turquía. |
Frente al mítico cuerno de oro, con la torre Gálata de fondo, volaban Gaviotas Cabecinegras
(Larus melanocephalus) y Reidoras
(Larus ridibundus). Frente a los puestos de venta de los populares bocadillos de caballa, en los bajos peatonales del puente Gálata, un despistado Cormorán Moñudo
(Phalacrocorax aristotelis) se dejaba fotografiar a placer y al fondo, volaba un grupo de Pardelas Mediterráneas
(Puffinus yelkouan) entrando en dirección al mítico Bósforo, separación de continentes, que atravesaríamos esa misma tarde para alcanzar, tras un extresante atasco que nos hizo dudar por momentos si llegaríamos a coger el avión destino Adana, desde donde nos acercaríamos a nuestro primer destino natural: El delta del
Çukurova.
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