De todos los pícidos (pájaros carpinteros) de la Península Ibérica, el Pico Dorsiblanco (Dendrocopos leucotos) es, con diferencia, el más escaso y localizado. La población ibérica actual se sitúa en el entorno de las 100 parejas, siendo esperanzador saber que ha experimentado una recuperación de efectivos desde los censos realizados en los años 90, cuando se estimó su población en unas 70 parejas. La histórica intensa explotación de los bosques pirenaicos no se lo ha puesto nada fácil a esta especie.
Su presencia se reduce a unas pocas áreas del Pirineo Navarro, con la mayor densidad en los hayedos de la Selva de Irati, seguido por Quinto Real y siendo relevante también su presencia en el bosque del Señorío de Bertiz. También se conoce alguna presencia puntual en Huesca (Zuriza). En España se distribuye la subespecie "lilfordi", propia del sur de Europa, de las penínsulas ibérica, itálica y balcánica. El Pico Dorsiblanco ocupa siempre hayedos, ya sean puros o mixtos, pero para ser elegidos por este carpintero, el Haya (Fagus sylvatica) siempre ha de ser la especie dominante. La presencia de árboles maduros es determinante para satisfacer sus necesidades ecológicas.
Uno de los mejores momentos para intentar observarlo es la primavera temprana, fundamentalmente por dos motivos: por un lado, el ave está más activa, emparejándose, defendiendo su territorio, reclamando o terminando de arreglar su nido y, por otro, el follaje del hayedo todavía no se ha desarrollado lo suficiente, permitiendo buena profundidad y campo de visión. En pocos días apenas se podrá ver nada en esta competitiva masa de hojas en la que se convertirá el hayedo.
Este fin de semana estuvimos por allí y tuvimos la inmensa suerte de toparnos con un ejemplar que, al borde mismo del camino se entretenía buscando alimento de forma intensa, tanto como para no preocuparle ni nuestra presencia, ni el paso de ciclistas y corredores. De entre los carpinteros, esta especie es posiblemente la más insectívora, una verdadera especialista en la captura de larvas de insectos xilófagos, justo lo que este ejemplar está buscando en estas tomas.
En Quinto Real, también pudimos disfrutar de los originales vuelos territoriales y cantos del Bisbita Arbóreo (Anthus trivialis), otra especie propia del norte de la península.
Y como no sólo de pájaros vive el naturalista, aquí os dejo este magnífico ejemplar de Víbora Áspid (con dudas, por la posible confusión con la forma cantábrica de la víbora de seoane).