domingo, 18 de diciembre de 2011

Delta del Okavango, Botswana I: Moremi

Okavango: La joya del Kalahari (BBC, 1987). Así titulaba un documental en dos partes que emitió tve y que, para mí, supuso un antes y un después en la imagen que por entonces tenía de África. Tendría por entonces unos 17 años. Lo grabé en aquel ahora antidiluviano sistema VHS y lo ví, y lo volví a ver una y otra vez, hasta que la tecnología de cinta magnética me lo permitió...
Anteriormente, supongo que como gran parte de mi generación, "La aventura de la vida" de F.Rodriguez de la Fuente y su tratamiento de África había condicionado mi visión de la misma. De la continuidad de la sabana herbácea-arbustiva-arbórea a la incorporación en la misma de un paisaje en mosaico, una transición desde el desierto del kalahari, el cinturón de los bosques de Mopane (Colophospermum mopane), el medio húmedo con sus canales jalonados de papiros y distintas profundidades medias y, como no, la sabana. Si aquí no faltaba la fauna más representativa de África y, además, incorporaba la propia de ambientes húmedos, los propios del mayor delta interior del mundo, un río entero y caudaloso desaparramándose literalmente en el desierto y hundiéndose en él, en unos parajes menos trillados que Kenia ó Tanzania, ¿qué más se podía pedir?. Ciertamente, esta reflexión resultó ser simplista, sin entrar en mayor profundidad obviaba demasiados ambientes: el medio selvático, el montano, las costas, islas... Creo que me cautivó la atención a los detalles y el tratamiento a las singularidades que presta este documental. Ya no eran sólo leones o cebras, se hablaba de peces gato, abejas, picotijeras (ahora, "rayador"), el árbol de las salchichas (Kigelia africana) u otro que emborrachaba con sus frutos maduros a elefantes y babuinos.

Leopardo (Panthera pardus) en Moremi. Botswana.

Impalas (Aepyceros melampus) en Moremi. Botswana.

Conclusión: mi primer viaje a África tenía que incluir la visita al delta. He de reconocer que intenté que fuera combinado con Namibia, sus costas, sus desiertos, sus mujeres Himba, Etosha... pero no pudo ser. Y así, la segunda opción fue directo a Botswana, desde Johannesburgo y combinando el recorrido con las cataratas Victoria. Estamos en octubre de 2004.

Una sensación contradictoria. Tratando de evitar la propagación de la fiebre aftosa y otras enfermedades, sobre todo bovinas, enfermedades que han producido enormes pérdidas en la segunda fuente de ingresos del país, la ganadería, se han levantado vallas como esta (Bufalo fence), quizá la más impresionante, que corta literalmente el país, dejando el sur para la ganadería, el norte para la fauna. Por contra, la construcción de esta y otras vallas de este tipo supusieron un dramático impacto en las rutas migratorias de fauna que, desde el delta, bajaban a los pastos del sur. Búfalos, elefantes, cebras e impalas han sido los más afectados.

Estamos en Mawana, entrada sur del delta, camino de uno de nuestros principales objetivos: la reserva de Moremi.










Una vez en la reserva es como haber viajado en el tiempo. El primer día no nos encontramos con nadie, literalmente. ¡Qué diferencia con otros destinos más concurridos de África!.

En cuanto a fauna, terminamos antes indicando las especies que faltaron o la que faltó: el guepardo (Acinonyx jabatus). Realmente los hábitats que visitamos no eran los más apropiados para la especie y su frecuencia aquí no es muy elevada. Pero compensó notablemente este hecho un encuentro fortuito e inesperado que sorprendió hasta a los guías, una de las cuales reconoció no haberlo visto en sus hasta ahora cinco visitas al delta. Dicen de él que es el mejor cazador de entre los predadores de la sabana, con un porcentaje de éxito próximo al 80%, aunque allí, los guías se referían a ellos como animales del demonio, persiguiendo a sus presas en continuos relevos hasta la extenuación de la misma, que caía rendida y empezaba a ser devorada viva (con mucha frecuencia ponemos nuestros códigos morales en la explicación del mundo natural, de ahí la asociación de este comportamiento predatorio con el demonio). Se trataba de Licaones, también conocidos como Perros Salvajes Africanos (Lycaon pictus) que nos ofrecieron, sin ninguna duda, uno de los mejores sino el mejor momento del viaje. Un numeroso grupo terminaba una presa, mientras no muy lejos, una Hiena Manchada (Crocuta crocuta) esperaba pacientemente su turno. Su espera terminó de forma brusca cuando dos licaones adultos, inquietos por la presencia de la hiena y su proximidad a las crias, avanzaron hacia la misma de forma decidida. No tardó en huir. En verdad la hiena es un animal muy consciente de sus opciones, y no arriesga innecesariamente. Tuvimos otros encuentros con ella, incluyendo un cara a cara por la noche, cuando una solitaria hiena se acercó al olor de nuestra cena ó cuando otra se detuvo a escaso medio metro de mi tienda e iluminada por una pálida luna llena africana.

Licaón (Lycaon pictus), algunos de ellos muy confiados.
Moremi. Botswana.
Los Queleas (Quelea quelea) forman bandadas notables
y verlos volar al unísono sobre la marisma es un espectáculo único
.
Moremi. Botswana.


Un grupo de Elefantes (Loxodonta africana) abandona, al atardecer, la marisma,
protegiendo en el apretado grupo a las crias. No sabemos qué les puso nerviosos.
Taboo, el guía, comentó que habían olido leones (sí les vimos levantar sus trompas
en un gesto claro de orientarlas en busca del origen del olor).
Moremi, Botswana.

Momento aves: Un Anhinga Africana (Anhinga melanogaster rufa) observa
indiferente la disputa del mejor posadero sobre un colosal termitero levantado sobre la marisma
:
Una descarada Garceta Común (Egretta garzetta) desplaza a un precioso Martín Pescador Pío (Ceryle rudis)
.

Entre otras condiciones, tenía muy claro que mi primera visita a África tenía que ser en tienda de campaña. Como decía por entonces, había que sentir África lo más cerca posible, desde el suelo. No valía un cómodo lodge, no, cuanto menos infraestructura y menos humanización, mejor. Las noches de campamento resultaron ser mágicas. Escuchar a los hipos marcando su territorio (Hippo shitting) a pocos metros de la tienda, la risotada de la hiena y el rugido del león en una calma total es algo irrepetible. Sólo faltó el ulular del Cárabo Pescador Común (Scotopelia peli), pero como digo, ¡qué mejor excusa para volver!

Vivir África, desde un campamento levantado en el recodo de un brazo del delta del okavango, es algo único.
Campamento en Third Bridge. Moremi. Botswana.

Desde la cercana Maun se puede volar en Cessna.
Es un buen modo de hacerse una idea de la inmensidad del delta.

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