sábado, 7 de enero de 2012

Arizona: Gran Cañón del Colorado

Duratón, Lobos, Piedra, Añisclo, Cares, Riaza, Júcar, Mesa, Ebro, Rudrón, Cabriel, La Hermida, Arbayún, Lumbier... Todos estos topónimos tienen algo en común. Para los que acechamos, según dijo el poeta, a los pájaros, todos ellos tienen su significación más allá de lo geológico, asociaciones resultado de la avifauna que los puebla. Particularmente, en mi caso, he perdido la cuenta de veces que los he visitado tras Búhos Reales (Bubo bubo), Águila-azor Perdicera (Hieraaetus fasciatus), Treparriscos (Tichodroma muraria) ó Halcones Peregrinos (Falco peregrinus)... Así que cuando pude visitar el Gran Cañón del Colorado, inevitablemente me venían a la memoria imágines y sonidos de estos otros, sí, más modestos cañones, pero llenos de vida rupícula, vibrante y diversa. ¿Dónde se habían metido las colonias de Buitres?, ¿Dónde están las chorreras blancas delatoras de su presencia?, ¿Por qué no se escuchaban los ecos estridentes de las chovas?, ¿Por qué no ciclean Alimoches por sus despejados cielos?, ¿Y los rápidos y acrobáticos vencejos reales?. Una sensación confusa me invadió. Sentado sobre la abismal profundidad de un cañón que alcanza los 1.6 km., observaba 2.000 millones de años de historia de la tierra: capa tras capa de la elevada meseta que el río Colorado había excavado pacientemente sobre el antiguo lecho de un amplio mar. Mi confusión se desvaneció cuando una pareja de rapaces de imponente envergadura pasó bajo nuestros pies mostrando dos claras placas de plástico numeradas en el vértice flexor del ala. No me lo podía creer! una pareja del resurgido Cóndor de California (Gymnogyps californianus) pasaba a escasos metros de nosotros mientras escuchábamos el graznido de un Cuervo (Corvus corax) que jugaba con el viento de ladera, el mismo que aprovechaban los cóndores con gran elegancia. Al rato, un Halcón Mejicano (Falco mexicanus) me confirmó que esto no era ningun cañón recio castellano. De este modo se completaba la idealizada imagen del cañón tantas tardes antes leído, no menos noches soñado. Me encontraba en el North Rim, la aproximación menos visitada de las dos posibles. Poco quedaba para la puesta de sol, nos había llevado más tiempo del calculado alcanzarlo desde Las Vegas. Esa noche dormiríamos con la satisfacción de los deberes hechos: ya estábamos aquí.
El amanecer o el atardecer son los mejores momentos para deleitarse con las vistas del cañón, cuando mejor se observan los colores de las distintas capas de sedimentos.
Amanece en Bright Angel Point. North Rim. Grand Canyon. Arizona. USA.

Bright Angel Point. North Rim. Grand Canyon. Arizona. USA.
 Entre la fauna del parque, la primera en saludarnos fue esta simpática y confiada Liebre de California (Lepus californicus), muy cerca del patriótico Roosevelt Point, llamado así en honor al presidente enamorado del cañón y que hizo mucho por su protección. En una placa fechada en 1903 se puede leer una cita suya: "Dejadlo tal y como es. No podéis mejorarlo. El tiempo ha hecho su trabajo y el hombre sólo lo estropearía. Todo lo que podéis hacer es protegerlo para vuestros hijos, los hijos de vuestros hijos y para todos los que vengan tras ellos, como la gran visión que todo americano debería ver". (traducción libre propia).

Liebre de California (Lepus californicus). Dispesor de la semillas del Enebro de Utah (Juniperus osteosperma). Black-tailed Jackrabbit. Cape Royal. North Rim. Gran Cañón. Arizona. USA.
Uno de los populares Chipmunks (Tamia sp.), comunes alrededor de los lodges. North Rim. Gran Cañón. Arizona. USA.
Antelope Canyon. Page. Arizona. USA.
Abandonamos North Rim en dirección al South Rim, al  que se accede desde Grand Canyon Village, localidad próxima a Tusayan. En el camino pudimos ver una familia de Guajolotes Gallipavos (Meleagris gallopavo) que pastaban despreocupados en el límite del bosque.
Para alcanzar el South Rim tienes que avanzar en dirección este hasta alcanzar el "Navajo Bridge", ya en territorio Navajo/Hopi. El puente es una notable obra de ingeniería de acero que salva un impresionante desnivel sobre el río Colorado, aguas abajo del artificial lago Powel, nacido tras la construcción de la presa Glen Canyon, que domó el río en 1963. Controversias aparte, próximo a Page, ciudad nacida para alojar a los constructores de la presa, se encuentra una pictórica curiosidad que no puedes perderte: me refiero a Antelope Canyon, literalmente una duna fósil. La luz se cuela por entre la fractura que recorre transversalemente la duna, iluminando las caprichosas formas que ha esculpido el agua en sus paredes: líneas finamente talladas en incontables paralelos. Se me asemejaba a un molde que una imposible tecnología hubiera extraido de los remolinos que forma el agua en su caprichoso deambular en las tripas de la duna. Las ocasionales escorrentías, que entran a presión buscando una salida a la cuenca del Colorado, son las artistas que han logrado esta maravilla geológica. El nombre se lo da el Berrendo, para los ingleses Pronghorn Antelope (Antilocapra americana) que en un pasado pastaba la zona en buen número.
Tras esta visita, continuamos hasta South Rim.
Desert View. Desde la que se ve el delta Unkar, uno de los asentamientos prehistóricos mejor documentados del Cañón. South Rim. Grand Canyon. Arizona. USA.
Hopi Point. South Rim. Grand Canyon. Arizona. USA.
Ardillón de Roca (Spermophilus variegatus). South Rim. Grand Canyon. Arizona. USA.
Ciervo (Cervus elaphus). South Rim. Grand Canyon. Arizona. USA.
Tras la sorpresa de observar esta subespecie enorme de ciervo en las cunetas de las calles de Grand Canyon Village, pastando más despreocupados que una frisona en un prado gallego... Dejamos el Gran Cañón con la esperanza de regresar algún día, quizá esa vez con más tiempo, tiempo que nos permita hacer la ruta hasta el fondo del cañón. Veníamos de un desierto y avanzábamos hacia otro: nuestro próximo destino sería el Joshua Tree National Park, en pleno desierto de Mojave.

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